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Garzón se consolida como la ciudad de los grandes eventos

Garzón vivió un fin de semana histórico con la primera versión del Festival Gastronómico “A la Carta”, un evento que superó todas las expectativas y se consolidó como una de las apuestas más ambiciosas para fortalecer la identidad, la cultura y la economía local. Durante cuatro días, el Parque Nazareth se transformó en el epicentro de la gastronomía y el emprendimiento, reflejando el espíritu pujante de un municipio que se abre paso como la ciudad de los grandes eventos en el Huila.

El éxito del festival no fue casualidad. Detrás de cada plato servido y de cada muestra cultural hubo una planificación que combinó visión institucional y compromiso ciudadano. La gestión del alcalde Francisco Calderón Feriz ha sido determinante para posicionar a Garzón como un referente regional. Esta administración entendió que el desarrollo también se construye desde la cultura, el emprendimiento y la promoción del talento local, elementos que se unieron en esta primera edición de “A la Carta” para mostrar lo mejor de nuestra tierra.

El evento reunió a decenas de emprendedores garzoneños y regionales, quienes con esfuerzo y creatividad ofrecieron productos de alta calidad, demostrando que la economía local tiene potencial y futuro. Además, la presencia de reconocidos chefs y expertos gastronómicos aportó un componente educativo y profesional que enriqueció la experiencia, acercando al público al arte de la cocina y al valor de los sabores autóctonos.

Sin embargo, más allá del éxito de la jornada, este festival deja un mensaje claro: Garzón debe apostar a la continuidad y sostenibilidad de este tipo de iniciativas. No puede ser un evento aislado, sino el comienzo de una política pública cultural que promueva el turismo, la gastronomía y la economía creativa de manera constante. La primera versión de “A la Carta” marcó un antes y un después, demostrando que cuando la administración, los emprendedores y la comunidad se articulan, el resultado es progreso real.

Garzón no solo sirvió platos deliciosos este fin de semana; sirvió esperanza, orgullo y sentido de pertenencia. Y eso, en tiempos donde muchos pueblos buscan su identidad, vale más que cualquier reconocimiento. Esta primera edición fue la prueba de que el corazón del Huila tiene sabor propio, y que cuando su gente se une, no hay límites para lo que puede lograr.